En una conmovedora movilización, Buenos Aires fue testigo del clamor multitudinario de los sindicatos argentinos contra las políticas del presidente ultraderechista Javier Milei. La marcha, realizada este miércoles con motivo del Día del Trabajador, fue escenario de un emotivo homenaje al papa Francisco, cuya imagen se alzó como símbolo de unidad frente a un gobierno que, según los gremios, está socavando el bienestar de los trabajadores.
Las voces críticas resonaron con fuerza. Bajo el intenso sol de otoño, la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) reclamaron frenar el severo ajuste fiscal que ha provocado despidos masivos, forzando una caída del 1,7% en la economía en 2024 y un aumento del desempleo al 6,4%.
Destacadas figuras gremiales, como Juan Carlos Giordano del Frente de Izquierda, denunciaron la temida “reforma antilaboral” exigida por el Fondo Monetario Internacional, que ha llevado a la destrucción de medio millón de empleos para 2024. El economista presidencial debería reflexionar sobre las consecuencias catastróficas de sus impopulares medidas.
Los sindicatos también mostraron su rechazo a la represión salvaje e injustificada de protestas y al intento del gobierno de privatizar empresas estatales clave como el Banco Nación y Aerolíneas Argentinas, emblemáticas para la soberanía económica del país.
El conflicto salarial, una herida abierta, sigue sin solución tras el fallido intento de negociar un salario mínimo con las empresas. Sin un acuerdo, los trabajadores temen un decreto gubernamental que fije salarios mínimos debajo de lo necesario para superar la indigencia. La propuesta empresarial, un incremento insignificante del 1,57%, fue rechazada rotundamente por los sindicatos que exigen una subida del 117%.
Esta lucha es un llamado urgente a Milei para que repiense sus políticas antes de que el país arda en su propia crisis.