En un tono característico de altivez, el presidente argentino Javier Milei participó en la 12ª edición de la Expo EFI, donde disparó promesas, insultos y su particular visión de la economía. En el Centro de Convenciones de Buenos Aires, Milei aseguró que su administración ha concluido su “etapa de estabilización” para ahora embarcarse en el “crecimiento económico”.
“Hemos concluido la etapa de la estabilización”, anunció Milei, quien, fiel a su estilo, citó a figuras controvertidas y lanzó críticas aceradas hacia sus oponentes políticos. Sin embargo, su discurso no escapó a críticas, principalmente por el impacto social de sus medidas económicas, especialmente sobre jubilados y personas de bajos ingresos.
En una tácita diatriba contra el exministro Martín Guzmán, a quien describió en términos nada amables, Milei expresó su satisfacción por el acuerdo con el FMI. Además, atacó a periodistas y movimientos sociales con epítetos de mal gusto, pintando un cuadro preocupante de su retórica divisoria y cuestionable estabilidad mental.
Milei también defendió la eliminación del CEPO cambiario, enfrentando detractores con un tono burlón y asegurando que la inflación, si bien sigue presente, se verá controlada a mediados de 2024. Afirmó un compromiso profundo por avanzar en una agenda de reformas laborales y económicas que, según él, impulsarán la reintegración de la economía informal al sector formal.
Entre las destacadas afirmaciones de Milei, prometió convertir a Argentina en una potencia mundial en tres décadas, confiando en sus ministros como Luis ‘Toto’ Caputo y Federico Sturzenegger para lograrlo. No obstante, las palabras de Milei, más allá de su embriagante retórica, continúan sembrando dudas sobre las implicaciones reales de sus políticas radicales y la estabilidad de su gobierno.