China ha iniciado el año con un notable crecimiento económico, destacado por el aumento del 5,4% en el PIB durante el primer trimestre, superando las expectativas de analistas. Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), tanto la producción industrial como las ventas al por menor han mostrado incrementos significativos, insinuando un repunte de la demanda interna.
No obstante, el panorama económico se complica por el creciente conflicto comercial con Estados Unidos. La imposición de aranceles por parte de la administración de Donald Trump ha desatado una batalla arancelaria que amenaza con desestabilizar la recuperación económica de China, que ya enfrenta problemas internos como un consumo reducido y crisis en el sector inmobiliario.
Los nuevos aranceles del 145% impuestos por Estados Unidos sobre productos chinos, y las medidas recíprocas del 125% adoptadas por China, han sido motivo de preocupación según reconocimientos oficiales de la ONE, aunque se mantiene el optimismo sobre el crecimiento a largo plazo.
A pesar de las tensiones, China se mantiene abierta al diálogo, dispuesta a encontrar soluciones para evitar que esta guerra comercial deteriore aún más su economía. Mientras tanto, el mundo observa cómo se desarrollará la situación en los próximos meses, esperando que las relaciones entre ambas potencias no empeoren.
