La situación en la franja de Gaza se intensifica luego de que el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, anunciara que no permitirá el ingreso de ayuda humanitaria a la región, en un intento de presionar a Hamás. Este bloqueo se justifica, según Katz, en la necesidad de evitar que Hamás utilice la ayuda humanitaria como herramienta de manipulación sobre la población local.
Las declaraciones del ministro han generado tensiones internas en el gobierno israelí. Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, se manifestó en contra de permitir cualquier tipo de asistencia mientras existan rehenes israelíes en manos de Hamás. Estas posturas reflejan un desacuerdo sobre cómo abordar la crisis, con Ben Gvir enfatizando la importancia de mantener el bloqueo como parte de la estrategia para liberar a estos rehenes.
La situación en Gaza es crítica. Desde que Israel cerró los cruces fronterizos el pasado 2 de marzo, la población enfrenta una aguda crisis humanitaria debido a la falta de alimentos, medicinas y combustible. Philippe Lazzarini, jefe de la UNRWA, ha advertido que los suministros están agotados, aumentando el riesgo de hambruna entre los gazatíes.
En el ámbito militar, las fuerzas israelíes continúan sus operaciones en Gaza, Siria y Líbano. En Gaza, han tomado más de la mitad del territorio, intensificando la presión sobre Hamás para liberar a los rehenes. Este avance ha sido motivo de críticas por parte de los países vecinos, quienes consideran la presencia militar israelí como una violación del derecho internacional.
Mientras tanto, el gobierno de Netanyahu insiste en la necesidad de mantener el control territorial para prevenir futuros ataques similares al de octubre de 2023, que dejó más de mil víctimas en Israel. La situación sigue siendo tensa, con una población palestina en gran parte desplazada y un alto número de bajas, en su mayoría de civiles.
