La reciente salida de Isabel Allende del Senado ha generado una fuerte polémica dentro del oficialismo. Las críticas desde el Partido Socialista (PS) han sido principalmente dirigidas hacia el Frente Amplio (FA), a quienes culpan por la cadena de eventos que llevaron a este desenlace.
El PS lamenta la pérdida de una figura histórica como Allende y señala al FA por su papel en la fallida compraventa de la casa del expresidente Salvador Allende, un proceso donde presuntamente estuvieron involucrados miembros del Frente Amplio. Además, el voto en contra de la senadora por parte de ministras del Tribunal Constitucional, cercanas políticamente al FA, ha alimentado aún más las tensiones.
Desde el Frente Amplio, sin embargo, buscan apaciguar las aguas. Constanza Martínez, presidenta del bloque, reconoció responsabilidades políticas ya asumidas, mientras que el diputado Jaime Sáez recordó la autonomía del Tribunal Constitucional, sugiriendo que simpatías particulares de sus miembros no necesariamente reflejan obediencia política.
Andrés Couble, secretario general del FA, también reiteró que no ve una responsabilidad directa de su sector en este asunto. Aunque reconoce errores en el polémico proceso de la casa de Allende, insistió en que ya se han tomado medidas políticas y administrativas pertinentes.
La situación refleja una crisis interna que podría tener mayores repercusiones en el futuro cercano, poniendo a prueba las relaciones entre las fuerzas políticas del oficialismo.