En medio de un clima tenso y expectante, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) ha presentado una propuesta para implementar un “salario vital” de $725 mil líquidos para una familia de cuatro personas. Esta cifra ha generado reacciones diversas en el Gobierno y el empresariado.
Eric Campos, secretario general de la CUT, ha argumentado que su intención es “reducir la brecha entre el salario mínimo y el salario vital”, mencionando que estudios apuntan a que este último debe estar entre $900.000 y $1.000.000 bruto. No obstante, la propuesta se centra en la cifra de $725 mil, con la esperanza de avanzar lo más posible en un año.
La ministra vocera de Gobierno, Aisén Etcheverry, destacó que el Gobierno ha impulsado una “agenda en materia laboral” con resultados visibles, recordando el reciente aumento del sueldo mínimo a $510 mil, que fue acordado en conjunto con la CUT. Sin embargo, enfatizó que tales solicitudes son parte del debate democrático y que la propuesta será analizada con seriedad.
Por otro lado, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, aclaró que la propuesta de la CUT no implica una demanda formal por un salario de $725 mil, sino que busca comparar este ingreso vital dentro de un conjunto más amplio de elementos familiares. Reiteró la necesidad de que la CUT elabore un planteamiento formal, dado que la cifra actualmente proviene de un estudio.
Desde la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Javier Irarrázaval, subrayó la importancia de un indicador de suficiencia de ingreso y advirtió sobre la confusión de equiparar el salario mínimo con la suficiencia para una familia. La clave, según él, está en que el aumento de los salarios sea sostenible y vaya de la mano con un incremento en la productividad.
El debate se mantiene abierto mientras la CUT impulsan su reajuste, y tanto el Gobierno como el empresariado evalúan cuidadosamente las repercusiones económicas y laborales que esta propuesta puede generar.