En el marco de una investigación por la cuestionable adquisición de un software para interceptaciones telefónicas que el Ministerio Público nunca empleó, se ha incautado el teléfono de Carolina Zavidich, funcionaria de la Fiscalía Nacional. Zavidich está casada con Patricio González Schiavetti, un abogado con conexiones peligrosas que incluyen lazos con figuras cruciales como Luis Hermosilla y Andrés Chadwick.
La polémica gira en torno al software Vigía Elite Advanced, adquirido por cerca de US$1 millón en 2019 sin haber sido utilizado en ningún momento. La situación se complica aún más, ya que Zavidich, encargada del área de interceptaciones, ve su teléfono como un potencial refugio de información crucial, no sólo sobre la compra del software, sino sobre otros vínculos problemáticos que envuelven a su esposo.
El fiscal José Morales, que ordenó la incautación de los dispositivos electrónicos de Zavidich, se encontró también con la drástica decisión del fiscal nacional, Ángel Valencia, de relevarlo del caso lo que limita su acceso a información vital. Esta maniobra despierta suspicacias en un entorno donde la transparencia se vuelve aún más necesaria.
El vínculo de González con el Ministerio del Interior, donde fue asesor durante la gestión de Chadwick, desata preguntas de gran envergadura. Durante ese tiempo, el abogado estuvo involucrado en la revisión de temas del desarrollo institucional de la Policía de Investigaciones (PDI). No es difícil imaginar la trama de influencias y conexiones que podría tener relación con la compra del sistema de interceptación.
Como si esto no fuera suficiente, la cercanía de González con lobistas como Francisco Feres y su participación en el proyecto inmobiliario Parque Capital, que está bajo la lupa judicial por tráfico de influencias, añade más leña al fuego. Mientras tanto, la PDI permanece en silencio respecto al rol que González podría haber jugado en esta transacción tumultuosa.
La investigación se encuentra en sus etapas iniciales y, a medida que emergen más detalles, la red de relaciones y el impacto en la justicia chilena se vuelve cada vez más transparente. Si el teléfono de Zavidich resulta ser un compendio de información relevante, la trama podría extenderse mucho más allá de lo que se imagina.