El presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, ha sembrado la discordia al proponer avanzar con “urgencia” en la discusión sobre una nueva Constitución. Esta iniciativa, presentada en una entrevista reciente, choca frontalmente con la promesa del oficialismo de no abordar un nuevo proceso constituyente tras los dos plebiscitos fallidos en 2023, donde la ciudadanía dejó claro su rechazo.
La propuesta de Carmona no pasó desapercibida, generando reacciones mixtas incluso dentro del progresismo. La presidenciable de Chile Vamos, Evelyn Matthei, no dudó en criticar la falta de enfoque del oficialismo, subrayando que el Estado debería priorizar problemas urgentes como seguridad, salud y educación en lugar de revivir debates constitucionales.
Además, la ministra del Trabajo y potencial candidata del PC, Jeannette Jara, se mostró evasiva ante esta propuesta, lo que refleja la tensión existente entre los distintos sectores de la izquierda. En su defensa, Carmona aclaró que su planteamiento debe entenderse como parte de un contexto más amplio que incluye reformas políticas y no como una condición vinculante para su coalición.
Desde La Moneda, la vocera Aisén Etcheverry reafirmó que el gobierno considera cerrada la discusión constitucional, enfocándose en la implementación de reformas esenciales. Este choque de prioridades deja al oficialismo en una posición incómoda, dado el creciente clamor de ciertos sectores por reabrir el debate sobre el futuro constitucional del país.
A medida que se avanza hacia una posible alianza del progresismo, otros actores políticos, como Jaime Mulet de la Federación Regionalista Verde Social, han manifestado que la nueva Constitución no es una prioridad en sus agendas, recalcando que existen otros temas que requieren atención inmediata.
En este contexto, los ecos de la controversia siguen resonando, y la posibilidad de una nueva asamblea constituyente parece alejarse, al menos temporalmente, a medida que las fuerzas políticas buscan definir sus mínimos programáticos.