En una representación que cruza fronteras, Elisa Loncon, lingüista chilena y expresidenta de la Convención Constitucional, ha llevado el discurso mapuche a Bruselas, donde recibió el prestigioso premio de la Fundación Coppieters, que reconoce su labor a favor de la diversidad cultural y la autodeterminación. Loncon, quien proviene de Traiguén, un nombre que representa no solo una geografía sino un legado mapuche, enfatiza la importancia de respetar los humedales y de mantener viva la lengua mapudungún, que encierra la identidad de su pueblo.
Durante su intervención, destacó que “hablamos de naciones sin Estados”, aludiendo a la realidad de los pueblos indígenas y la complejidad de su existencia en un mundo que a menudo los ignora. Su discurso gira en torno a la relación intrínseca entre lengua y territorio, argumentando que “nuestra lengua está en interdependencia con nuestras tierras”, lo que refleja una espiritualidad ligada al entorno.
A diferencia de otros movimientos separatistas, Loncon subraya que los mapuche buscan el diálogo, no la separación. A pesar de que la reciente propuesta de Constitución que incluía derechos para los pueblos originarios fue rechazada, sigue firme en su convicción de que las minorías tienen el derecho a ser escuchadas. “Defendemos nuestra lengua no como un acto culturalista, sino como una defensa de nuestros territorios y derechos”, afirma.
La política mapuche lamenta que la atención y el reconocimiento de su lucha lleguen desde Europa y no en su país. Sin embargo, su reconocimiento en el viejo continente pone en evidencia una realidad: la urgencia de una conversación que incluya a todos los sectores de la sociedad chilena. Loncon sintetiza una visión esperanzadora en un mundo que necesita más que nunca aceptar y valorar la diversidad.