Las recientes declaraciones del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, han reavivado la controversia en la región al referirse al Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más peligrosas de Latinoamérica. En un acto transmitido por televisión, Maduro aseguró que esta banda, vinculada a graves delitos como tráfico de drogas, secuestros y extorsiones, ya no opera en su país, afirmando que “no existe” y que fue desmantelada en septiembre de 2023.
Sin embargo, quedan graves acusaciones en el aire. Maduro responsabilizó directamente a dos exmandatarios latinoamericanos, Iván Duque de Colombia y Sebastián Piñera de Chile, a quienes señaló de haber trasladado a miembros del Tren de Aragua fuera de Venezuela. “¿Quién se llevó a algunos delincuentes, entre ellos seguramente del Tren de Aragua, para el exterior? Bueno, Iván Duque se los llevó a Colombia y Sebastián Piñera se los llevó a Chile”, expresó.
A pesar de los esfuerzos por erradicar a esta banda delictiva, las autoridades venezolanas han admitido las dificultades para eliminar por completo su influencia en la región. Mientras tanto, la tensión entre Venezuela y Estados Unidos se agrava tras la reciente deportación de presuntos integrantes del Tren de Aragua a El Salvador, una acción que Maduro califica como una “humillación” y un “secuestro” por parte de Washington. La situación se desenvuelve en un contexto complejo donde las relaciones diplomáticas están marcadas por acusaciones y medidas desgastantes.
