Un reciente reportaje del diario británico The Telegraph ha puesto el foco sobre la alarmante ola de robos en Estados Unidos, perpetrados por bandas de criminales chilenos que han logrado hacerse un nombre en el mundo del crimen organizado. Estas organizaciones, especializadas en ingresar a lujosas residencias de atletas y celebridades, han levantado numerosas preocupaciones entre las autoridades estadounidenses, quienes cuestionan la falta de acción contundente por parte de la administración de Donald Trump ante este preocupante fenómeno.
Lo más sorprendente de estos delincuentes es la sofisticación de sus métodos. Utilizando vehículos de alta gama y trajes ‘ghillie’ que les permiten mezclarse con el entorno, así como técnicas para bloquear cámaras de seguridad, han logrado orquestar robos que dejan un saldo estimado de más de 5 millones de dólares en pérdidas para sus víctimas. A pesar de algunos arrestos realizados, la banda sigue operando con relativa impunidad.
El fiscal Todd Spitzer ha sido uno de los críticos más destacados de la Visa Waiver, señalando la ironía de que, mientras se deporta a criminales, se permita la entrada de estos sofisticados ladrones chilenos al país. Esta situación plantea serias preguntas sobre la eficacia de las políticas migratorias y de seguridad vigentes, donde el crimen parece estar un paso adelante.