El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, parece sorprendido al descubrir que el calendario escolar no es tan elástico como un chicle. Ante el paro de profesores en Santiago por impagos y bonos ‘caducados’, Cataldo advierte que si el problema se extiende, será difícil recalendarizar el inicio de clases. ¿Acaso pensó que el tiempo es infinito?
La municipalidad, bajo el mando de Mario Desbordes, alega un déficit de 26 mil millones de pesos, supuestamente heredado de la gestión anterior de Irací Hassler. Eso sí, ofrecen pagar el beneficio sin reajuste del IPC. ¡Qué consideración!
Cataldo expresa alegría por un acuerdo parcial, como si un vaso medio vacío fuese motivo de fiesta. Mientras tanto, celebra los ‘históricos’ resultados del Simce, sin relativizaciones. Quizás así olvida que pocos municipios logran equilibrio financiero y que los desafíos en educación no se resuelven con palmaditas en la espalda.
