Javier Milei, en su monólogo de 70 minutos, anunció un acuerdo inminente con el FMI mientras el riesgo país y el éxodo de dólares turísticos exponen la fragilidad de su experimento económico. El posible salvataje, negociado con Gita Gopinath (aliada de David Lipton, histórico crítico de Caputo), buscaría oxigenar un gobierno que quema reservas para sostener el ‘superpeso’ artificial. Mientras, los tours de compras a Chile crecen 180%, vaciando comercios argentinos.
La designación express de García Mansilla en la Corte, rechazada hasta por la derecha, y la amenaza de intervenir Buenos Aires tras el crimen de Kim Gómez, revelan una estrategia caótica. Kicillof, criticado por Cristina, ahora recibe apoyo transversal: hasta la Cámara de Comercio EE.UU. advierte sobre la «inestabilidad» mileista. ¿El FMI prestará para campaña electoral? Caputo ya tiene antecedentes…
Con la industria en caída libre y el narcotráfico como telón de fondo, Milei parece empeñado en un show autodestructivo. Hasta Clarín le gana la pulseada: compró Telefónica mientras el Presidente tuiteaba impotente. ¿Quedará alguien para aplaudir el ajuste?