La candidatura de Jeannette Jara como representante del Partido Comunista en las próximas primarias presidenciales está marcada por tensiones internas y desafíos significativos. Desde su proclamación el pasado 5 de abril, la exministra del Trabajo enfrenta un ambiente complicado dentro de su partido. A pesar de ser escogida como abanderada, no cuenta con el respaldo total de la dirigencia del PC, encabezada por Lautaro Carmona y apoyada por figuras históricas como Daniel Jadue.
El lanzamiento de su campaña en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz mostró una imagen de unidad forzada, donde faltaron personajes cruciales de la dirección comunista. Estas ausencias subrayan una división interna, reflejo de desacuerdos sobre el rumbo del partido y la percepción de una falta de apoyo total a Jara, quien ha sido criticada por su papel en la reforma previsional que fortaleció a las AFP.
En paralelo, Jara intenta consolidar su campaña con el respaldo de un círculo cercano, compuesto mayormente por personas de la disidencia interna. Sin embargo, la mayoría de sus colaboradores clave continúa en el gobierno, limitados por las instrucciones de prescindencia de La Moneda. Esto complica la cohesión y la visibilidad de su campaña, que aún no logra captar la intensidad de apoyo que recibió Jadue en 2021.
Externamente, la candidatura de Jara enfrenta el reto de aumentar su popularidad. Su ubicación en las encuestas actuales es preocupante, situándose en el sexto lugar. A pesar de esta situación, Jara mantiene la esperanza, recalca que estas mediciones podrían cambiar una vez que se definan las primarias, buscando mayor conexión con la base social y política del país.
Dentro del partido, algunos como Camila Vallejo y Mauro Tamayo comienzan a mostrar mayor protagonismo, buscando revitalizar la campaña. No obstante, el ambiente es incierto, y las diferencias internas aún actúan como un freno, dificultando que su figura se imponga como líder indiscutible dentro del PC y como contendiente sólida a nivel nacional.