El caso ProCultura se ha convertido en un enfrentamiento político entre el Frente Amplio (FA) y la Democracia Cristiana (DC), luego de los comentarios realizados por la presidenta del FA, Constanza Martínez, en los que desvincula a su partido de la fundación en una reciente entrevista.
Martínez insistió en que el caso ProCultura “no es un caso del Frente Amplio”, señalando que Alberto Larraín, vinculado a la fundación, tiene una militancia con la DC y no con su colectividad. Según Martínez, los fondos cuestionados provienen de decisiones tomadas por gobiernos regionales dirigidos por exmilitantes de la DC, descargando así parte de la responsabilidad sobre la gestión financiera a la otra facción política.
La Democracia Cristiana no tardó en responder, calificando las declaraciones de Martínez como “inaceptables”. Alberto Undurraga, presidente de la DC, expresó su molestia en redes sociales, enfatizando la necesidad de investigar a fondo el caso sin permitir defensas corporativas. Aseguró que acusaciones de espionaje son ridículas y críticas dirigidas solo generan más tensiones.
Héctor Barría y Eric Aedo, también miembros de la DC, reforzaron el rechazo hacia las palabras de Martínez, señalando que es momento de que el FA acepte sus responsabilidades en lugar de culpar a otros. Barría fue irónico al referirse a la conocida “generación dorada” de la política, mientras Aedo sugirió que la ciudadanía espera que el FA asuma sus errores propios.
Por su parte, Constanza Martínez aclaró en redes sociales que sus intenciones no eran culpar a ningún partido, sino que espera una investigación rigurosa sobre las acciones de Larraín. Esta intención de Martínez busca calmar la tensa situación.
