La ofensiva israelí en Gaza continúa de manera despiadada, con un saldo impactante de muertes y destrucción que ha generado una grave crisis humanitaria en la región. En las últimas horas, al menos 28 personas han perdido la vida, según fuentes médicas, en medio de una serie de bombardeos intensificados por parte de Israel.
Uno de los episodios más trágicos ocurrió en Khan Younis, donde las fuerzas israelíes atacaron una zona de refugiados, resultando en 14 víctimas mortales, entre ellas el predicador Sheikh Nael Mesran. En un acto que subraya la brutalidad del asalto, una familia entera, incluyendo al ciudadano Khalil Abdel Nasser Al-Khatib y su esposa, también perecieron durante los ataques.
La situación es desesperada en Gaza, donde la escasez de alimentos y suministros básicos se ha agravado desde que Israel cerró los puntos de acceso en marzo. Este bloqueo impide la entrada de provisiones esenciales, lo que expone a la población a un estado de hambruna inminente.
A medida que las fuerzas israelíes amplían su ofensiva, numerosas áreas son atacadas por aire y tierra, obligando a miles de residentes a huir hacia partes más seguras del territorio. Los bombardeos han devastado infraestructuras clave y hogares en Rafah y otras localidades, mientras que puntos de distribución de ayuda humanitaria han sido alcanzados, exacerbando la desesperación de los desplazados.
El nivel de devastación recuerda a una campaña de aniquilación sistemática. Los informes hablan de más de 177,000 muertos o heridos desde que comenzó el conflicto, muchos de ellos mujeres y niños. Este contexto suma a una ya creciente crítica internacional frente a la respuesta insuficiente de la comunidad global para detener esta tragedia. La guerra no cesa y Gaza sigue siendo un ejemplo de las consecuencias mortales de la inacción política.