En el avance del juicio relacionado con la trágica muerte del pequeño Tomás Bravo, el caso ha tomado un giro inesperado. Jorge Escobar, el tío abuelo del menor, ha alegado haber recibido amenazas por parte del primer fiscal a cargo de la investigación, quien, según Escobar, lo habría presionado para que se culpara del crimen del niño.
Actualmente, Escobar enfrenta un cargo por abandono de menor con resultado de muerte, lo cual podría traducirse en una condena de hasta 10 años de prisión.
Durante su testimonio, Escobar relató detalladamente cómo ocurrieron los hechos el día de la desaparición de Tomás. Según sus declaraciones, existieron momentos de presión por parte de las autoridades para que admitiera su culpabilidad en el caso. Sin embargo, su defensa mantiene que, aunque hubo un instante en que perdió de vista al menor, esto no debe ser considerado como abandono y mucho menos como la causa del fatal desenlace.
La defensa sostiene que Escobar no tuvo intención maliciosa y que el corto periodo en el que perdió de vista a Tomás no fue suficiente motivo para este trágico desenlace.
Este caso ha captado la atención pública y ha puesto en el centro del debate el manejo de la investigación por parte de las autoridades, así como las presiones que, presuntamente, podrían haber influido en el proceso judicial.