Las recientes estadísticas de criminalidad en Sudáfrica desacreditan las afirmaciones de un supuesto “genocidio” contra la minoría blanca, sostenido por Donald Trump, presidente de Estados Unidos. El ministro de Policía de Sudáfrica, Senzo Mchunu, ha señalado que la narrativa no refleja la realidad. Durante una tensa reunión con el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, Trump insistió en la existencia de discriminación sistémica hacia los afrikáners, grupo sudafricano descendiente de colonos neerlandeses. Esta acusación fue categóricamente rechazada por Ramaphosa.
El viaje de Ramaphosa a Washington coincidió con la llegada de 49 afrikáners a Estados Unidos, a través de un programa que los reconoce como refugiados, una iniciativa impulsada por Trump bajo la premisa de que sufren una discriminación racial injusta. Trump argumentó que los agricultores blancos están siendo despojados de sus tierras en Sudáfrica, un reclamo que las actuales cifras de delitos refutan.
Entre enero y marzo de este año, de los seis asesinatos ocurridos en granjas, cinco víctimas eran negras y solo una era blanca. Este patrón se repite si se observa el trimestre anterior, cuando de doce asesinatos, uno fue de un blanco. El ministro Mchunu destacó que estas estadísticas son importantes en el contexto de las alegaciones de genocidio y aclaró que no niega los altos niveles de criminalidad en Sudáfrica, pero enfatizó que afectan a toda la sociedad, no exclusivamente a los blancos.
La polémica sobre la expropiación de tierras en Sudáfrica, vista como un intento de corregir desigualdades históricas desde el apartheid, ha sido otro foco de tensión con Estados Unidos, especialmente después de que Trump suspendiera la ayuda económica al país. Esto se suma a un complejo entorno diplomático, acentuado por las decisiones políticas referentes a tierras y relaciones internacionales.