En el panorama político chileno, las tensiones dentro de la centroizquierda se intensifican mientras se aproximan las elecciones primarias. Según las estimaciones, las candidaturas de Marco Enríquez-Ominami (ME-O), Eduardo Artés y el gobernador de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, podrían concentrar hasta un 15% de los votos al sumarse sus apoyos. Este fenómeno ha generado inquietud en el Partido por la Democracia (PPD) y entre los seguidores de Carolina Tohá, quien aspira a liderar la coalición oficialista.
Según las proyecciones del bloque de Tohá, se prevé que la participación en las primarias ronde los 2,2 millones de votantes, donde esperan obtener cerca del 40% del respaldo. Sin embargo, la preocupación se centra en la primera vuelta. La posibilidad de que partidos y votantes del bloque Apruebo Dignidad opten por apoyar candidaturas como la de Mundaca, en lugar de consolidar el respaldo a Tohá, es un tema caliente de debate.
Analistas como Miguel Moreno, Pepe Auth y Marco Moreno han expresado su preocupación por la dispersión de votos en la izquierda. Miguel Moreno subraya que si figuras como ME-O logran formalizar sus candidaturas, podrían desviar un porcentaje significativo del voto progresista, afectando la fortaleza del candidato oficialista en una eventual segunda vuelta.
La encuesta Criteria de abril destaca el riesgo de fragmentación, situando a Evelyn Matthei a la cabeza con un 26% en un escenario hipotético, mientras ME-O y Parisi consiguen solo un 5% cada uno. Con la potencial dispersión, existe un llamado a la unidad en la centroizquierda, argumentando que consolidar fuerzas detrás del ganador de las primarias es crucial para enfrentar a una derecha que podría llegar unificada a los comicios.
Marco Moreno enfatiza la importancia del ‘voto útil’, sugiriendo que este podría ser decisivo si queda claro que la única manera de llevar a un candidato de la coalición de gobierno al balotaje es mediante el cierre de filas en torno al vencedor de la primaria.