La frágil paz entre India y Pakistán está colgando de un hilo tras un ataque brutal en la disputada región de Kashmir. Un grupo armado mató a 26 personas, la mayoría turistas indios, en un lugar turístico cercano a Pahalgam, lo que India ha calificado como un acto de terror con vínculos cruzando la frontera, apuntando el dedo acusador hacia Pakistán.
Este ataque, uno de los más cruentos en tiempos recientes en Kashmir, ha encendido las alarmas de un conflicto potencial a gran escala entre estos vecinos armados con armas nucleares. La tensión se manifiesta en arrestos masivos y la demolición de viviendas en la región india, mientras que las fuerzas de seguridad registran cientos de hogares.
Pakistan, que rechazó su implicación, está siendo señalado por India como respaldo del grupo que se autodenomina ‘Kashmir Resistance’, vinculado al notorio Lashkar-e-Taiba. En respuesta a las acusaciones, el Primer Ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, tomó medidas recíprocas, suspendiendo visados y comercio con India, y advirtiendo que la cancelación del Tratado de Indus sería vista como un acto de guerra.
La comunidad internacional, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido, ha instado a ambas naciones a ejercer máxima restricción para evitar una escalada mayor. Mientras tanto, las tensiones en la región continúan siendo una bomba de relojería, con resonancias de conflictos previos que ya han cobrado miles de vidas.
