El reciente ataque de Estados Unidos al puerto petrolero de Ras Issa en Yemen ha resultado en la trágica muerte de al menos 74 personas. La acción militar norteamericana ha sido justificada por el gobierno estadounidense con el argumento de que el puerto estaba bajo control de los rebeldes hutíes, quienes lo utilizaban para financiar sus operaciones.
Este puerto es crucial para Yemen, ya que recibe cerca del 70% de todas las importaciones y el 80% de la ayuda humanitaria que ingresa al país. La pérdida de vidas humanas y la devastación en una instalación vital han generado un profundo rechazo internacional, especialmente por parte de los rebeldes hutíes que han calificado el bombardeo como un “crimen de guerra”.
Irán, un firme aliado de los hutíes, también ha condenado categóricamente los ataques, profundizando la tensión regional e internacional. Este episodio suma un nuevo capítulo a la compleja y devastadora guerra que Yemen enfrenta desde hace años, que ha dejado al país al borde del colapso humanitario.
