En una reciente disputa diplomática, Lars Løkke Rasmussen, el ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca, ha cuestionado al vicepresidente de EE.UU., J. D. Vance, por su tono al criticar supuestas deficiencias en la seguridad danesa en Groenlandia. Vance, en sus declaraciones, acusó a Dinamarca de no brindar la seguridad necesaria en esta isla ártica que pertenece al país escandinavo.
Rasmussen, en respuesta, subrayó que el acuerdo de defensa firmado en 1951 permite a Estados Unidos mantener una presencia militar significativa en Groenlandia. Esta estrategia es crucial, ya que la base de Pituffik en Groenlandia juega un rol fundamental en las operaciones de defensa antimisiles de EE.UU., enfatizando la importancia estratégica de esta región.
Groenlandia, que cuenta con una población aproximada de 57,000 habitantes, es un territorio autónomo bajo la soberanía danesa. Sin embargo, su estatus político y su ubicación geográfica han conllevado a tensiones en el ámbito internacional, especialmente en un contexto donde las potencias mundiales están interesadas en aumentar su influencia en el Ártico.
La discusión pone de manifiesto no solo las relaciones entre Dinamarca y Estados Unidos, sino también la creciente preocupación sobre la seguridad y la soberanía en un territorio que cada vez es más relevante en la geopolítica global.