Corea del Norte está tomando un papel inesperado en el conflicto entre Rusia y Ucrania, enviando alrededor de 3.000 soldados a las líneas de combate. A pesar de que se ha declarado un alto al fuego, las violaciones por parte de ambos bandos continúan, lo que ha llevado a la participación de tropas norcoreanas en un entorno bélico que no conocen del todo.
En lo que parece ser un intento de mostrar fuerza y solidez en la alianza con Rusia, el líder norcoreano, Kim Jong-un, se ha involucrado en la supervisión de pruebas de drones suicidas, además de presentar un nuevo avión de alerta temprana. Sin embargo, esto no oculta el hecho de que Corea del Norte ha sufrido cerca de 4.000 bajas debido a su falta de adaptación a la guerra moderna y por el uso de tácticas consideradas “rudimentarias” por sus propios comandantes rusos.
Mientras el mundo observa con ojos críticos, el futuro del ejército norcoreano en este conflicto se enfrenta a interrogantes. Con la combinación de una estrategia cuestionable y la rígida disciplina que los caracteriza, parece que el rol que decidieron asumir es más un acto de desesperación que de poderío militar.
