En medio de un riesgo crítico de incendios forestales en La Araucanía, la directora nacional del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), Alicia Cebrián, ha tomado la drástica decisión de exigir la renuncia del nuevo jefe regional, Alejandro Pliscoff. Esta decisión no solo sorprende a la comunidad, sino que genera tensiones dentro del equipo local y plantea serias interrogantes sobre el entorno laboral.
La razón oficial detrás de la salida de Pliscoff, de 47 años, se enmarca en una supuesta “pérdida de confianza” por parte de Senapred. Sin embargo, la situación se ha visto enrarecida por rumores de que su despido podría estar vinculado a su identidad judía, lo que ha provocado un debate sobre la posible discriminación religiosa en las instituciones públicas. A pesar de estas especulaciones, Senapred ha rechazado firmemente cualquier acusación de discriminación, afirmando que la renuncia se debió únicamente a conductas incompatibles con el cargo.
Este incidente no solo resalta la tensión existente en la región frente a la amenaza de incendios, sino que también pone en evidencia los desafíos que enfrenta Senapred en la gestión del talento humano en contextos críticos. La decisión de destituir a un jefe regional en medio de tal situación podría ser interpretada como un intento de mantener un equipo cohesivo y eficiente, aunque los métodos empleados han suscitado críticas.
En conclusión, mientras que Senapred argumenta que la decisión de despedir a Pliscoff es una cuestión de confianza y desempeño, las implicaciones sociales y laborales de este acto siguen siendo motivo de discusión y preocupación en La Araucanía.