En una decisión que ha generado reacciones encontradas, el Tercer Tribunal de Garantía de Santiago accedió a suspender temporalmente el arresto domiciliario total de Daniel Jadue. El alcalde de Recoleta podrá, así, asistir al funeral de su madre, Magaly, un momento especialmente doloroso que exigía su presencia, según argumentó su defensa.
A pesar de esta concesión, que podría ser vista como un gesto humanitario por algunos, el tribunal mantuvo las medidas cautelares en su contra en el marco del caso Farmacias Populares. Este tipo de decisiones pone en evidencia el constante tira y afloja del sistema judicial frente a figuras políticas que, por estos tiempos, parecen vivir una montaña rusa de emociones.
El caso de Jadue, además, subraya las contradicciones dentro de una izquierda que constantemente se autoproclama como defensora de valores supremos, pero que enfrenta serios cuestionamientos cuando sus referentes se ven envueltos en problemas legales. Mientras algunos ven a Jadue como un mártir de la verdad, otros argumentan que debería enfrentar las consecuencias de sus actos, sin privilegios.
Estos eventos no solo golpean la imagen de Jadue, también reavivan el debate sobre la ética en las prácticas políticas y cómo son tratadas diferentes figuras ante la ley. En un país donde la justicia parece ser a menudo selectiva, las decisiones de los tribunales seguirán siendo objeto de scrutinio.