Las elecciones presidenciales de Ecuador en 2025 están a la vuelta de la esquina, y en la primera vuelta celebrada el 9 de febrero, el actual presidente de derecha, Daniel Noboa Azin, y la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González Alcívar, se preparan para una segunda vuelta el 13 de abril. Noboa obtuvo el 44.17% de los votos, mientras que González le siguió muy de cerca con un 44%. Esta proximidad en los resultados hace que resulte difícil anticipar quién se alzará con la victoria en el balotaje.
La contienda refleja una lucha entre ideologías marcadamente opuestas. Noboa se posiciona como el representante de los intereses empresariales, en un entorno donde los grupos económicos y mediáticos están profundamente ligados a la derecha. En contraposición, González ha consolidado su apoyo entre votantes progresistas y movimientos indígenas, quienes han decidido no ceder un solo voto a la derecha, manifestando sus demandas en una asamblea plurinacional.
Los electores de González esperan compromisos concretos en temas como la protección del seguro social, la defensa de derechos laborales y el manejo sostenible de los recursos naturales, especialmente en la crisis ambiental que ha azotado al país, exacerbada por el reciente derrame de crudo en Esmeraldas.
El actual gobierno ha sido criticado por su incapacidad para resolver problemas económicos que afectan a la población y por el racionamiento energético que afecta a millones. Con el país buscando alternativas energéticas y el tratamiento de crisis económicas que se perpetúan, la figura de González aparece como una opción para aquellos cansados de un modelo que parece llevar a Ecuador hacia una mayor dependencia y deterioro.
Sin embargo, la complicidad del gobierno de Noboa con intereses estadounidenses genera un contexto complicado para los votantes. Expertos señalan que su administración se basa en un modelo que prioriza los intereses foráneos sobre las necesidades de la población ecuatoriana.
La próxima contienda electoral será, sin duda, un reflejo del deseo de cambio de una ciudadanía cansada e insatisfecha. Trece millones de ecuatorianos deberán decidir entre el continuismo representado por Noboa y una posible nueva era bajo la candidatura de González, que promete recuperar el papel del Estado en la economía y mejorar la calidad de vida en el país.