Durante un evento evangélico en la Plaza de Armas de Santiago, la situación se tornó tensa cuando Carabineros intervinieron ante las quejas por el alto volumen de los parlantes. Testigos capturaron impactantes escenas de caos, donde se hizo uso de gas pimienta y bastones retráctiles, incluso en presencia de niños en la zona. Sin embargo, la intervención policial no solo dejó un saldo de alteraciones, sino que también desató intensas críticas sobre la proporcionalidad del uso de la fuerza.
Las denuncias de los asistentes no se hicieron esperar, señalando detenciones injustas y agresiones por parte de la policía. Es relevante destacar que el evento carecía de la autorización del Municipio de Santiago, lo que añade un matiz complicado a la situación. Además, el grupo evangélico mencionado como organizador rápidamente se desmarcó del incidente, negando cualquier vinculación con lo ocurrido.
Este altercado refleja no solo un problema de orden público, sino también una inquietante tendencia sobre la manera en que la autoridad actúa frente a reuniones masivas, una preocupación que resuena cada vez más en la sociedad chilena actual.