En un giro inesperado de los acontecimientos, el Gobierno de Estados Unidos ha propuesto sanciones contra la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y el exministro de Planificación Federal, Julio de Vido. Según el anunció emitido por el secretario de Estado, Marco Rubio, ambos personajes se enfrentan a consecuencias debido a su involucramiento en actos de corrupción durante sus respectivas gestiones.
Rubio destacó que estas sanciones hacen inelegibles a ellos y a sus familias inmediatas para ingresar a territorio estadounidense, señalando que han abusado de sus cargos para orquestar tramas de soborno que resultaron en el desvío de millones de dólares de las arcas del Gobierno argentino. Este acto de la administración de Donald Trump busca reafirmar el compromiso de EE. UU. con la rendición de cuentas sobre el abuso de poder.
La situación se vuelve aún más compleja para Fernández, quien fue condenada a seis años de prisión en una causa conocida como ‘Vialidad’, donde se investigaron irregularidades en la adjudicación de obras públicas. Sin embargo, permanece libre hasta que la sentencia sea firme, lo que agrega un matiz político a su ya complicado estatus.
Con una paternal ironía, Fernández se dirigió al actual gobierno de Javier Milei en una serie de comentarios a través de redes sociales, sugiriendo que las sanciones estadounidense podrían estar relacionadas con su propio escándalo de ‘cripto estafa’, en alusión a Milei. Sus comentarios dejaron entrever un ataque directo a Milei, a quien considera carente de credibilidad y recursos tanto políticos como económicos.
El intercambio de tuits entre ambos políticos también subraya la tensión actual; Milei se mofó de Fernández tras la declaración del Gobierno estadounidense, a lo que ella respondió con palabras punzantes, señalando su dependencia al FMI y cuestionando las verdaderas motivaciones detrás de las sanciones y su propia situación judicial.
