La reciente protesta de jubilados en la Plaza del Congreso se desarrolló bajo un fuerte operativo de seguridad, que cerró el acceso de los manifestantes a zonas más allá de la plaza. A pesar de algunas escaramuzas aisladas, especialmente con la policía, el evento no reportó incidentes graves, lo que contrasta con la represión policial de manifestaciones anteriores.
Durante el acto, las críticas se centraron en la figura de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien fue blanco de numerosos cánticos. Los oradores, subidos a un banco sin escenario, apelaron a la movilización de las calles, exigiendo la renuncia de Bullrich y un paro general por parte de la CGT.
A medida que la jornada avanzaba, la diversidad de asistentes se hizo presente: militantes de la izquierda, hinchas de fútbol y representantes de varios gremios y movimientos sociales se unieron en la plaza, todos con una consigna común: el rechazo a la actual administración liderada por Javier Milei, a quien acusan de ser responsable de la situación de los jubilados.
A las 17:00 horas, los discursos comenzaron. Nora Biaggio, del Plenario de Trabajadores Jubilados, enfatizó que el acto representa un “triunfo contra la represión”. Otros oradores coincidieron en la necesidad de implementar un plan de lucha y un paro general para enfrentar al gobierno. Mensajes también se dirigieron a la aprobación del acuerdo con el FMI en la Cámara de Diputados.
A pesar de los incidentes aislados donde se acusó a varios participantes de ser “infiltrados”, la manifestación fue, en general, un espacio de reivindicación para los jubilados. El cierre del evento se llevó a cabo con un ambiente tenso, aunque se buscó evitar mayores confrontaciones con la policía.
