Un ingeniero cuyo apellido es Liu fue condenado a muerte por la justicia china tras ser acusado de filtrar secretos de Estado a una potencia extranjera. La noticia fue divulgada el miércoles por el Ministerio de Seguridad Estatal a través de su cuenta oficial en WeChat.
Liu, quien trabajaba como ingeniero asistente en un instituto de investigación, tomó la controvertida decisión de dejar su empleo tras sentirse maltratado. Sin embargo, su salida del instituto estuvo marcada por un oscuro acto: en secreto, copió y conservó una considerable cantidad de material clasificado que había manejado durante su tiempo en la institución, con la intención de usarlo como posible herramienta de represalias o chantaje contra sus superiores.
El ministerio detalló que las razones detrás de sus acciones fueron sus graves problemas financieros, derivados de inversiones fallidas. En su búsqueda de una solución, su atención se desvió hacia la información clasificada que poseía, lo que lo condujo a pensar en la venta de secretos, un acto que a priori puede parecer impensable.
Durante un periodo de seis meses, Liu logró realizar viajes encubiertos a varios países, comprometiendo así la seguridad nacional de China. La agencia de inteligencia extranjera que contactó a Liu no fue identificada por el ministerio, pero se informó que cortaron la comunicación después de engañarlo para que entregara la valiosa información a cambio de un precio irrisorio.
A pesar de las implicancias de su traición, el futuro de Liu es incierto: si bien se le ha impuesto una sentencia de muerte, los detalles sobre cuándo se realizará la ejecución permanecen en el aire, acentuando el temor sobre las graves consecuencias de su acto.
