En un giro inesperado, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, conversó recientemente con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, sobre los “próximos pasos” para poner fin a la guerra en Ucrania. Durante la charla, ambos acordaron trabajar en restaurar la comunicación, aunque no se especificó una fecha para retomar las conversaciones, que se celebrarán bajo el auspicio de Arabia Saudita.
A pesar de que Ucrania ha aceptado un alto el fuego mediado por Estados Unidos, condicionado a que Rusia detenga sus ataques, el presidente ruso Vladimir Putin se ha mostrado renuente a aceptar cualquier tregua. En cambio, ha impuesto condiciones que van mucho más allá de lo que Kiev ha solicitado en el acuerdo.
La situación ha llevado a países europeos a intensificar la presión sobre Moscú. En este contexto, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha puesto especial énfasis en el fortalecimiento de Ucrania y la protección del alto al fuego, convencido de que Putin, en algún momento, deberá sentarse a dialogar.
En resumen, aunque las conversaciones parece que están en marcha, aún quedan grandes obstáculos por superar antes de que se materialice una paz duradera en la región. El equilibrio entre la presión internacional y las condiciones impuestas por Rusia complican el panorama, dejando muchas preguntas sobre el futuro de este conflicto que afecta no solo a Ucrania, sino a la estabilidad global.
