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Opinión: Doble Estándar en el Tratamiento de la Información: Karol Cariola y Andrés Chadwick

Claudia Molina B. La reciente filtración de mensajes de WhatsApp de la diputada Karol Cariola ha desatado un torrente de reacciones en el ámbito político y mediático chileno. Este caso no solo pone en evidencia la falta de ética en la prensa, sino que también resalta un preocupante doble estándar en el tratamiento de la […]

Claudia Molina B.

La reciente filtración de mensajes de WhatsApp de la diputada Karol Cariola ha desatado un torrente de reacciones en el ámbito político y mediático chileno. Este caso no solo pone en evidencia la falta de ética en la prensa, sino que también resalta un preocupante doble estándar en el tratamiento de la información, especialmente cuando se compara con el caso del exministro Andrés Chadwick.

En el caso de Karol Cariola, los medios de comunicación no han dudado en exponer conversaciones privadas, descontextualizando y amplificando mensajes que, en su esencia, son parte de la intimidad de una persona. La cobertura ha estado marcada por un enfoque sensacionalista, donde el escándalo y la controversia parecen primar sobre el respeto a la privacidad y la dignidad de la diputada. Este tipo de periodismo, que se alimenta del morbo y la intriga, no solo es éticamente cuestionable, sino que también contribuye a un clima de desconfianza hacia los medios.

Por otro lado, el tratamiento del caso de Andrés Chadwick, quien fue ministro del Interior durante el gobierno de Sebastián Piñera y estuvo en el centro de la polémica por su gestión durante el estallido social de 2019, ha sido notablemente diferente. A pesar de las serias acusaciones en su contra y las implicaciones de su rol en la represión de las protestas, la cobertura mediática ha sido más moderada y, en muchos casos, protectora. La narrativa en torno a Chadwick ha tendido a centrarse en su defensa y en la búsqueda de justificaciones para sus acciones, en lugar de exponerlo al mismo escrutinio público que se ha aplicado a Cariola.

Esta disparidad en el tratamiento de las noticias plantea preguntas inquietantes sobre los criterios que rigen la cobertura mediática en Chile. ¿Por qué se aplica un estándar tan diferente a figuras políticas según su afiliación o ideología? ¿Acaso la prensa ha decidido que algunas personas son más dignas de protección que otras? Este tipo de sesgo no solo es perjudicial para la credibilidad de los medios, sino que también socava la confianza del público en la información que consumen.

La ética periodística debería ser un principio inquebrantable, independientemente de la posición política de los involucrados. La filtración de mensajes de WhatsApp de Karol Cariola y la cobertura del caso de Andrés Chadwick son ejemplos claros de cómo la falta de un enfoque equitativo puede distorsionar la percepción pública y contribuir a una narrativa política polarizada.

Es fundamental que los medios de comunicación en Chile reflexionen sobre su responsabilidad en la construcción de una democracia saludable. La información debe ser tratada con rigor y respeto, y las figuras públicas, independientemente de su ideología, merecen un tratamiento justo y equilibrado. Solo así podremos avanzar hacia un periodismo que no solo informe, sino que también respete la dignidad de las personas y fomente un debate político más constructivo y menos divisivo.

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