En un giro inesperado de los acontecimientos en la Región Metropolitana, una odontóloga titulada de la Universidad Católica, actualmente en prisión preventiva, ha decidido romper su silencio sobre el homicidio de Mauricio Navarrete, sucedido el 23 de diciembre en Recoleta.
La profesional se encuentra en el módulo destinado a mujeres embarazadas en la cárcel de San Miguel, donde ha revelado detalles sobre el trágico evento que le ha cambiado la vida. Según sus declaraciones, la odontóloga se vio envuelta en un asalto, durante el cual en un acto de desesperación, persiguió y forcejeó con Navarrete, a quien le propinó tres estocadas mortales en el tórax.
La odontóloga afirmó que nunca había visto el cuchillo antes del incidente y sugirió que su estado de embarazo pudo afectar su reacción. Además, expresó su profundo arrepentimiento por la pérdida de Navarrete, un ingeniero en sonido de 48 años que dejó atrás a tres hijos.
Este caso plantea interrogantes sobre la violencia en las calles y la reacción desesperada de muchas personas frente a situaciones de riesgo, pero también sobre la responsabilidad personal en un acto tan desafortunado y trágico. La falta de control ante la adversidad puede tener consecuencias fatales.
La historia de esta odontóloga es un recordatorio brutal de que la vida puede cambiar de un instante a otro, y que decisiones extremas a menudo llevan a caminos irreversibles. Aunque el arrepentimiento puede acudir a su corazón, el hecho es que su actuar ha dejado una profunda huella en la familia de Navarrete y en la sociedad que observa con atención su caso.