En la víspera del Día Internacional de la Mujer, la precandidata presidencial y exministra del Interior, Carolina Tohá, experimentó de primera mano la ironía de la intolerancia. Mientras caminaba por la calle, un grupo de manifestantes la agredió durante varias cuadras.
“Hoy caminando por la calle un grupo de manifestantes me agredió por varias cuadras”, expresó Tohá en su cuenta de X, sin detallar quiénes fueron los responsables ni si tomará acciones legales.
Parece que la violencia se ha convertido en el nuevo lenguaje de algunos sectores, incluso contra quienes han dedicado su vida a luchar por los principios democráticos. Tohá reflexionó: “Nunca he evadido los disensos, pero la violencia nunca será la forma de resolverlos”.
La precandidata concluyó con firmeza: “He trabajado siempre por esos principios y lo seguiré haciendo, sean quienes sean los afectados y los agresores”.
Resulta irónico que en tiempos donde se clama por más respeto y diálogo, figuras como Tohá sean blanco de agresiones, más contradictorio resulta que la persona que espetó los insultos de mayor calibre haya sido, precisamente, otra mujer. Esta situación revela, entonces, que los esfuerzos destinados a que las mujeres tomen conciencia, respeten, asuman y desarrollen la capacidad de diálogo, discutan y planteen ideas aún no llega a todas, entonces, vemos que muchos de los discursos que lideran el ‘feminismo’ están enfocados y desarrollados desde lo academicista y no en la vida cotidiana de las mujeres chilenas.