En un movimiento que mezcla urgencia y polémica, Javier Milei enviará al Congreso su acuerdo con el FMI para eliminar el cepo cambiario antes de 2025. Pero hay truco: el Gobierno transfiere pasivos del BCRA al Tesoro, camuflando la bomba de deuda bajo un supuesto ‘superávit consolidado’. Mientras las reservas caen a niveles críticos (¡U$S 27.995 millones!), el Presidente pide rapidez legislativa, aunque su propio ministro Caputo desmiente que el pacto no requiera aval parlamentario.
La Ley de Sostenibilidad de la Deuda, impulsada por Alberto Fernández en 2021, exige que todo acuerdo con el FMI pase por el Congreso. Milei intenta esquivar este escollo, repitiendo el libreto de Macri en 2018. ¿La jugada? Recibir hasta U$S 12.000 millones para sostener el dólar atrasado, mientras promete más ajuste fiscal que, según él, ‘beneficiará a los más vulnerables’. Ironías de la ortodoxia: sacrificar el gasto público para pagar deudas históricas… con más deuda.
¿Tragedia o farsa? El relato oficial choca con números rojos y contradicciones internas. Mientras el Fondo exige flexibilizar el cepo, la pregunta queda flotando: ¿quién pagará los platos rotos de esta apuesta?