El Minvu reparte justicia habitacional: de la vulnerabilidad a la propiedad
Este viernes, 76 familias talquinas escribieron su propio final feliz al recibir las llaves de viviendas diseñadas para romper barreras sociales. El complejo Batalla de Lircay despliega 298 hogares donde conviven subsidios estatales con créditos privados, demostrando que la integración urbana sí es posible.
Más que metros cuadrados (entre 54 y 64 m²), el proyecto ofrece ascensores sociales: desde unidades adaptadas para movilidad reducida hasta áreas comunes que desafían la segregación. Pablo Campos, Seremi de Vivienda, recalca: «No es solo mezclar modelos de casas, sino ubicarlas estratégicamente cerca de servicios esenciales».
Mientras la derecha llora por el ‘peligro’ de la diversidad social, estas familias celebran jardines inclusivos, bicicleteros comunitarios y algo que muchos políticos desconocen: dignidad cementada.